top of page

Cerezen, un nuevo tratamiento no invasivo para el dolor-disfunción de la ATM

Siempre lo tuve claro: la peor ayuda para una persona baja de ánimo es decirle: ¡anímate! Cuando uno dice eso, casi se puede oír la tensión en el cuerpo del interlocutor. Cierto es que funcionó cuando Jesús dijo al paralítico: “Levántate, toma tu camilla y anda”. Y el paralítico se levantó. En nuestro caso, decir: “alegra esa cara”, “no estés tan nervioso”, o “concéntrate para estudiar mejor” suele llevar al resultado opuesto.

El dolor-disfunción de ATM (articulación temporomandibular) es una causa frecuente de consulta maxilofacial. Uno de los factores, a veces causales, a veces agravantes, es el hábito de apretamiento dental, el bruxismo, que por sí mismo daña los dientes y los ligamentos de soporte dental, y que con frecuencia produce o agrava el dolor de los músculos masticatorios y la ATM, incluyendo la cefalea producida por contractura de los músculos temporales. Hay pacientes que bruxan de día, hay pacientes que bruxan de noche y hay pacientes que no paran de bruxar. Hay factores neurológicos, psicológicos, alteraciones del sueño (y muchos desencadenantes que desconocemos), pero uno de ellos tiene una importancia preponderante: el estrés. Así que una manera de reducir el bruxismo y sus consecuencias podría ser decirle la paciente: ¡relájese, hombre, tómese la vida con más tranquilidad!

No funcionaría. Pero no me malinterprete: la atención psicológica es un factor importantísimo en el dolor de la cara y el cuello. Sin embargo, hay que resolver el problema en todas sus dimensiones. La siguiente cosa que podríamos decir, al menos al bruxista diurno, es: “¡no apriete!”. Parece más razonable. Al fin y al cabo, se trata de una actividad producida por músculos voluntarios, durante el periodo consciente del individuo (hay gente un poco inconsciente incluso de día, pero no nos desviemos del tema). Lamentablemente, no podemos perseguir al paciente para que esté permanentemente pendiente de no apretar haciendo un esfuerzo consciente. Probablemente apretará más. O se volverá majareta.

Las técnicas de biorretroalimentación (biofeedback en inglés) son un abordaje interesante para este tipo de comportamientos. Durante una sesión de electromiografía, el paciente ve en una pantalla la actividad eléctrica de sus músculos masticatorios, y va aprendiendo a relajarlos. Sin embargo, se trata de un tratamiento costoso, aún experimental, y que finalmente depende de que el paciente aprenda a seguir relajando esos músculos el resto del día.

Hay un atajo que puede conseguir esta biorretroalimentación de modo más intuitivo.

Se trata de un pequeño dispositivo que se pone en los conductos auditivos. Se llama cerezen (algún nombre había que ponerle). Es un tipo de tratamiento tan diferente, que requiere un poco de explicación. El mecanismo se descubrió por casualidad, cuando una paciente con dolor mandibular crónico, que además se estaba quedando sorda, fue a su audiólogo para que le fabricara un audífono. Los audífonos se fabrican a medida para cada paciente, tomando una impresión del conducto auditivo con una silicona, similar a las utilizadas e las tomas de impresión de los dientes. Resulta que el diámetro de los conductos auditivos es mínimo cuando los dientes están en contacto. Al abrir la boca, la articulación temporomandibular se mueve hacia delante y hace que el conducto auditivo se ensanche. A la paciente, quizá por error, le tomaron la medida de los conductos auditivos con la boca un poco abierta. En consecuencia, el audífono era un poco, pero sólo un poco, más ancho de lo habitual. Si la paciente juntaba los dientes, el audífono hacía una ligera presión en el conducto auditivo, Lo justo para que se encontrara más cómoda si no juntaba demasiado a menudo los dientes. Sólo espero que lo primero que oyera la paciente con su nuevo audífono no fuera: ¡relaje la boca, señora!

Como el descubrimiento de la penicilina, (vale, ya sé que no hay comparación) el azar fue un factor determinante. Pero tiene un sentido biológico y mecánico muy claro. El bruxismo tiene múltiples causas, aunque el efecto final siempre es un apretamiento dental excesivo y prolongado, pero, sobre todo, inadvertido para el paciente. Si logramos que el paciente sea, aunque subliminalmente, consciente de que está apretando, porque al apretar va a notar una leve presión en el conducto auditivo, va a preferir tener los dientes mínimamente separados, sin ni siquiera tener que pensar en relajar la mandíbula.

A partir del descubrimiento inicial, se ha establecido cuál es la apertura bucal óptima para que el dispositivo que se fabrique sea lo bastante grueso como para que haga una ligera presión al cerrar los dientes, pero lo bastante estrecho como para que pueda ser llevado durante el día y durante la noche. El aparato, sobra decir, es hueco. No queremos dejar sordo al paciente (alguno dirá: para lo que hay que oír….).

La ventaja fundamental de este nuevo tratamiento es que puede ser utilizado durante el día y durante la noche, dependiendo del tipo de bruxismo que presente el paciente. El aparato no se ve, el paciente en su día a día no lo nota.

La férula de descarga es el tratamiento más habitual para el paciente bruxista con dolor craneofacial. Es un tratamiento usado desde hace años, y que ha demostrado su eficacia. Por desgracia, hay pacientes que no toleran las férulas de descarga, o que escupen la férula durante la noche. O pacientes tan bruxistas que siguen apretando a pesar de la férula. O pacientes que sienten que ponerse un aparato en la boca por las noches les hace parecer unos viejos. Para todos ellos, estos dispositivos pueden ser una excelente opción de tratamiento.

Tags:

Featured Posts
Recent Posts
Archive
Search By Tags
Follow Us
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page